Tecnología en Colombia

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De esta manera, Marx y Engels vislumbran cómo, tanto ciencia y tecnología, van ligadas al capital y son parte de las actividades cotidianas de cualquier persona en el mundo. Unido a los aportes de los integrantes del Círculo de Viena y demás estudiosos, científicos y pensadores posteriores que fundaron la concepción tradicional y heredada de la ciencia, se tiene que a manera general, tanto Ciencia como Tecnología responden a una base epistemológica con un empirismo protagonista, la necesidad permanente de demostrar todos los enunciados teóricos para aceptarlos como verdaderos que culminan en teoría, métodos, técnicas y procedimientos rígidos y casi sin posibilidad de evolución o cambio. Un innegable elitismo científico y súper poder para solucionar los problemas sociales, políticos y económicos, entre otros.

Así, el entendimiento de la ciencia y la tecnología durante todo el siglo XX fue inculcando en las personas cierta tradición a creer que la ciencia es para unos pocos y por ende la tecnología también, siendo esta segunda derivada de la primera.

Como consecuencia de ello, en los años 60, surgen los estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad(Organización de Estados Iberoamericanos), que en particular busca encontrar y difundir la importancia de estos tres conceptos en el desarrollo de la sociedad actual, así como las relaciones intrínsecas que existen entre ellos mismos.

En este sentido, la esencia de la nueva visión sobre Ciencia y Tecnología, según el Movimiento CTS es la siguiente:

“En la actualidad los estudios CTS constituyen una diversidad de programas filosóficos, sociológicos e históricos, que, enfatizando la dimensión social de la ciencia y la tecnología, comparten el rechazo de la imagen intelectualista de la ciencia, la crítica de la concepción de la tecnología como ciencia aplicada y neutral y la condena de la tecnocracia" (LÓPEZ, CEREZO, J.A. y colaboradores, 1996, p. 1112).

Esta nueva visión puede contribuir a la expansión de la ciencia y la tecnología a otras élites que tradicionalmente no han sido vinculadas al ejercicio de estas dos actividades. Por ejemplo los niños, los ancianos y las personas con bajos niveles de escolaridad, en los países en vía de desarrollo, entre otros.

Sin embargo es pertinente aclarar que para que esto suceda es necesario difundir primero esta nueva visión e implantarla firmemente desde los focos de la educación, a saber, las instituciones educativas de toda índole. Necesario que sea desde cualquier tipo de entidad académica que se imparta esta nueva concepción, ya que por un lado, se pueda descentralizar el conocimiento científico de los grandes centros de investigación y por otro lado, se pueda retirar el manto sobre los ojos de las personas del común que aún creen, porque han crecido con esta idea, que el conocimiento científico y tecnológico es solamente alcanzable para aquellos que están en los grandes laboratorios, universidades e institutos y que es algo lejano e incompatible con la vida cotidiana, simple y recurrente de todas las personas.

Lo anterior alude al pensamiento plasmado de ( Fidel Martínez) con el que culmina su escrito anteriormente citado:

“…solo mediante un proceso ininterrumpido e intensivo de concientización de la nueva visión social integral de la Ciencia y la Tecnología y con el apoyo incondicional de las instituciones estatales y no estatales, se podrá acometer con éxito esa reconversión alguna vez.”

Es entonces momento de pasar a un segundo asunto sobre el tema de la ciencia y tecnología en la sociedad, este punto es el acceso a la educación, medio por el cual se tiene a su vez acceso a la ciencia y la tecnología.

En este punto se analiza la situación particular de Colombia, relacionando su estado actual de inversión en educación superior y los indicadores en cuanto a ciencia y tecnología. Aquí surge la pregunta: ¿Puede un país en vía de desarrollo como Colombia, salir adelante en cuestiones de ciencia, tecnología e innovación con inversiones mínimas de su PIB?

Ya que la educación superior garantiza el acceso al bien común representado en el conocimiento (Múnera Ruiz, 2013), es preciso conocer lo que el gobierno colombiano invierte en educación y por ende en materia de ciencia y tecnología. Según cifras de la OCDE, Colombia invierte solamente el 0,7% del PIB en ciencia, tecnología e innovación y llega solamente a invertir el 0,45% del PIB en actividades de este tipo. Razón por la cual está en desventaja frente a países líderes en el mundo en este tema, como Estados Unidos y Japón que invierten 3% y 7% del PIB respectivamente.

Por otra parte, como lo afirma el profesor Múnera, lo que está haciendo el gobierno para “aumentar” la cobertura y por ende garantizar el “acceso” a la educación de los jóvenes colombianos es:

“…la inclusión de los estudiantes individualmente considerados, mediante subvenciones a los más pobres y créditos a las clases medias, en las instituciones de educación superior, con énfasis en una formación de bajo costo, supuestamente técnica y tecnológica, dirigida a la realización de labores específicas y no a una formación general dentro de un campo artístico, profesional o científico.”

Lo anterior evidencia una gran falta de compromiso del Gobierno y las entidades educativas, no sólo con la educación en sí misma, sino con el papel de la ciencia y la tecnología en Colombia. Así, si tan sólo unos pocos (quienes tienen la capacidad económica para acceder a educación superior de calidad) son privilegiados al poder tener contacto con la ciencia y la tecnología, el resto estará marginado del campo científico y tecnológico gracias a una educación rígida, de baja calidad y sin mayores desafíos.

Tal como lo estipuló la (UNESCO, 2005) “La ciencia propicia avances tecnológicos y beneficios económicos que brindan una oportunidad única para satisfacer las necesidades humana elementales, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente y mejorar la calidad de vida”, en este sentido, una mayor inversión en ciencia y tecnología provee una mejor capacidad de desarrollo económico, social y cultural de los países.

Debido al poco interés de los gobiernos de los países en vía de desarrollo en temas de CyT, evidenciado por la poca asignación de recursos a actividades en este campo, estos países se caracterizan por el pobre financiamiento, estructura débil en CyT y baja masa crítica de científicos lo que conlleva a una pobre contribución al conocimiento del mundo. (Chan, Kirsop, Costa, & Arunachalam,