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Cronica de una vidente

Par   •  31 Mai 2018  •  1 605 Mots (7 Pages)  •  597 Vues

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Pedazos rojos de eso que ya no era más que chatarra se veía en todo el suelo como manchas de sangre de todas las victimas afectadas por esta catástrofe. Muchas imágenes pasaban por mi mente, como si tuviera que descifrarlas, pero en ese momento de pánico no podía relacionar nada.

Como era de esperarse, no me dejaron entrar tan fácil, tuve que identificarme y probar que enserio yo sí era la hija de los inquilinos Hernando Ramírez y Lucila Arango del apartamento 301. Con la ayuda de la vecina Nelly (la que me llamó) pude entrar al edificio Isabel de Gutiérrez, subí al tercer piso por las escaleras (que estaban algunas agrietadas y torcidas por el atentado) con un grupo de socorristas. Menos mal que yo tenía una copia de las llaves de mis papas porque si no, la espera habría sido mucho más larga mientras conseguíamos un cerrajero y yo explotando por dentro más duro que ese carro bomba de angustia. Con las llaves y un poco de fuerza lograron abrir la puerta que se encontraba aprisionada por las paredes que se habían estrechado por las ondas de la bomba. Yo que soy de una estatura bastante baja y que no tengo mucha fuerza que digamos empuje a todos los presentes y corriendo me dirigí hacia la habitación principal donde se encontraban mis padres. Mientras atravesaba el corredor para llegar a la habitación de ellos, me encontré que paredes totalmente desmoronadas, agrietadas, los baños inundados con toda la cerámica de los sanitarios y lavamanos quebrada y muchas astillas de madera y vidrio, pero eso a mí sin embargo no me preocupaba tanto como el hecho de que no oía a mis papas, no oía ningún grito de socorro ni ayuda y mi mayor miedo en ese momento era encontrarlos sin vida. Cuando llegué al cuarto, me encontré con mis viejitos que también en su asare estaban intentando ayudarse el uno al otro. Mi mama, Lucila, estaba tirada en el suelo, la onda de la explosión la tumbó de la cama y se fracturo la cadera. Mi papa, él estaba mejor, pero la ventana se quebró estando muy cerca de él y estaba sangrando por las esquirlas que se le enterraron por todo su cuerpo.

En ese momento solo corrí a abrazarlos. Me vieron y sin necesidad de decir nada en sus ojos se reflejó la esperanza que se encendía de nuevo en sus pobres corazones que daban por hecho que ese era su fin. Me acerqué y los cogí a ambos de las manos. Al tocarlos, ellos de inmediato me permitieron tener una visión completa de lo sucedido. Lo que logré ver fue a un hombre de tez morena, cabello oscuro, que manejaba un Renault 4 rojo y mantenía un bajo perfil. Se parqueo exactamente al frente del Edificio Isabel Gutiérrez, el de mis padres y con apariencia nerviosa se bajó, camino tres cuadras donde lo estaba esperando otro sujeto en una moto. Después vi al vigilante, con su uniforme azul oscuro que estaba sentado en su silla Rimax escuchando la radio. De un momento a otro, vi a ese Renault explotar y de paso destruir todo a su alrededor. De golpe la visión terminó. Me quede junto a mis padres hasta que llegó la ambulancia. De ahí, salí con ambos para La Clínica Sebastián De Benalcázar donde se quedaron bajo revisión hasta el día siguiente.

No fue hasta un mes después que salió a la luz la causa de este atroz acto terrorista. Todo fue obra y gracia de Pablo Escobar con el Cartel de Cali que solo querían atemorizar y mostrar su poderío frente a la sociedad y de paso mostrarle al gobierno la facilidad que tenían para infiltrarse en cualquier ciudad del país que se les apeteciera. Fue un simple acto de preponderancia de estos mafiosos. Lástima que a la función de ese circo solo fueron invitados un selectivo grupo de inocentes que no tenían la menor culpa de esta guerra entre mafia y política.

Lo más triste de todo es que la explosión repercutió en la salud de mis padres y poco a poco los fue deteriorando. Mi mamá quedó minusválida puesto que su cadera nunca se recuperó y no pudo volver a caminar. Ambos desarrollaron Alzheimer que se originó por las ondas que la bomba irradió y que ellos recibieron, y no sobra decir que pocos años después el cáncer los invadió a los dos llevándolos a culminar su vida 5 años después, primero mi mama y al mes mi papá|.

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